Óscar Peña: detrás del saco un hombre vive, un hombre siente

Vivir de forma tal que no tenga que arrepentirme de lo que haga hoy 

Las cálidas montañas de Las Matas de Farfán, no imaginaron que darían vida a un ser con vocación de periodista y de enseñar que sería llamado Óscar Enrique Peña Jímenez. Es la Universidad Autónoma de Santo Domingo que en 1990 pone en sus manos la primera herramienta de lo que hoy sería su vida.
ÓP durante ofrenda floral en el Altar de la Patria
Gerente de Prensa del Banco del Reservas, durante los últimos 20 años, crítico literario, poeta, ensayista  y catedrático universitario. Ha sido parte de importantes periódicos nacionales como: El Nacional y El Caribe. Fue corresponsal en el país para el diario madrileño ABC.
     Debajo del “saco” existe un hombre que vive, que tiene una historia y es un estupendo ser humano que siente y padece. En esta oportunidad, él mismo nos cuenta acerca de su vida y sus sentimientos.
     Entre sonrisas y gestos se refiere al hombre que la sociedad en general cree que es. Piensa que la gente lo percibe como alguien responsable y forjado, unos con este concepto debido al feedback que le persigue, sin embargo cree ser una persona estimada por muchos incluyendo sus estudiantes.
Con esfuerzo, dedicación y trabajo ha llegado al lugar en que está. Se convierte en profesor de la UASD gracias a un llamado a concurso en búsqueda de nuevos prospectos para la Escuela de Comunicación en aquel entonces. “He llegado donde estoy subiendo una escalera, paso a paso, no comencé desde arriba, no”, son sus palabras.
Óscar, como todo hombre ríe y se enoja. Cuenta ser una persona muy llevadera y que ríe al lado de otras que no sean odiosas pero sí agradables, se ríe de lo bueno y le gusta dar y recibir cariño. De igual modo se pone “como un dragón” ante la irresponsabilidad, la dejadez y la impuntualidad, cosa que explica en medio de morisquetas y risas. “Pero luego soy una persona totalmente alegre, yo no puedo ir por ahí peleando con la vida” dice.

Publicado en 2004
Aquél niño que un día en los patios de su abuela materna jugaba a las “bolitas” con sus hermanos en su querida San Juan, hoy guarda dentro de sí bellos recuerdos de su niñez. Ese es el mismo hombre que se arrepiente de no haber tenido más tiempo de viajar por el mundo y de llevar una vida tan apresurada. A pesar de eso,  con una enorme sonrisa se enorgullece de la buena relación que ha cultivado con sus hijos y de haber desarrollado la que carrera con la que hoy convive y los logros de los que un día le llamaron “profesor”.
Para Óscar la familia ocupa el primer lugar. Sonríe al decir cómo aún se siente niño y pellizca a su madre y baila con su abuela, ha convertido sus laboriosos sábados en días para ir a comer “con mamá” y “echar una pavita” en su casa.
Mientras frota sus manos por la brillante calvicie que le cubre, exclama “el amor me trata bien, ahora mismo soy un hombre divorciado y creo que mis ex parejas ninguna me odia, pero creo en el matrimonio, la vida en pareja, la vida familiar”, esto 'muerto de risa'.
Esas canas de experiencia que hoy se exhiben sobre él, gritan a los cuatro vientos ser “románticas”, “muy románticas”. Es un hombre de flores y detalles, que hace sus propios floreros y se siente orgulloso de su parte femenina. “Eso no me hace menos hombre, estoy muy seguro de lo que soy”, explica y ríe a carcajadas. “Soy auténtico.  Creo en el amor, hay que crear momentos románticos. Le pongo pasión a lo que hago”. Lleva flores a su madre y a quien fuera su pareja sin ningún motivo o día en particular, así es Óscar Peña.
Este hombre sencillo, trabajador, fiel amigo, que mira sus propios errores desde otra perspectiva, intenta ser buen padre, buen hijo y buen profesional, hace lo indicado en el momento indicado. Tratando cada día de enseñarse a sí mismo a ser mejor persona y a ser más humano, lo único que cambiaría de su vida es haber tenido más tiempo para estar con sus hijos. Es un amante de la filosofía y de los libros. Cree fielmente que la interacción “consigo mismo” define quién realmente es y adónde va. “Soy un hombre entregado y trato de ser fiel a la amistad, creo en la amistad, creo en la sinceridad. Para mí es incondicional. Soy totalmente maleable”.
Su vida se guía por su lema, su mensaje personal “me gustaría vivir mi vida de forma tal que no me arrepienta de cómo la he vivido”, vivir de forma tal que mañana no tenga que arrepentirme de la vida que he llevado. Mi lema de vida, no es una frase que exprese cotidianidad, creo que representa lo que soy, lo que hago y lo que quiero hacer. Mis actos cotidianos se corresponden con eso. Ese es ÓSCAR PEÑA, el hombre bajo el saco, que vive, siente y padece.

-Entrevista realizada en marzo de 2016

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