Historia de la propaganda (3/3)


Precursores modernos de la propaganda

La propaganda fue saliendo paulatinamente del ámbito exclusivo de la Iglesia Católica y comenzó a ser asumida y mejorada por los partidos políticos y los grupos sociales, en sus luchas por convencer y organizar a las masas para la obtención del poder o ganar causas cívicas. El concepto “propaganda” solo tenía un contenido eclesiástico, pero poco a poco el término se fue utilizando ya no solo para referirse a la labor de difusión de ideas y ganar adeptos como lo hacía la Iglesia Católica.
  • Nicolás Maquiavelo
maquiavelo02.jpgUna de las principales figuras políticas del renacimiento, escribió varias obras. Pero las más conocidas son: el Príncipe y los Discursos sobre la primea década de Tito Livio. A Maquiavelo se le considera como el primero que trató la política desde una óptica científica y al margen de concepciones religiosas. Por tanto, se le valora como el primer teórico del Estado moderno.
hqdefault.jpgEl Príncipe de Maquiavelo, puede considerarse como un auténtico manual de relaciones públicas al servicio de los gobernantes, pues es notable como el gran autor florentino le preocupaba la imagen del Príncipe, al que da recetas para mejorar la visión que de él tengan los súbditos”.

Por otra parte Manuel Santaella López, en el libro de Opinión Pública e Imagen Política en Maquiavelo, señala que el escritor florentino, además de exhortar por todos los medios a que los gobernantes y políticos cuiden su imagen, “manifiesta la necesidad de sincronizar con el sentimiento y las creencias del pueblo y analiza los medios para ser favorecidos por la opinión popular”.

  • Napoleón Bonaparte
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Se puede decir que tuvo grandes iniciativas en el manejo de la opinión pública a través de la propaganda política. Frío, calculador, ágil en el ataque, se jactaba de señalar que de la victoria a la derrota no hay sino un paso, y que para evitar la derrota, había que actuar con prudencia, habilidad, rapidez y audacia. Manifiesta que “la verdadera política no es otra cosa que el cálculo de las combinaciones y probabilidades” haciendo énfasis en que “El tiempo es todo”.

A seguidas, Fouché le recomienda a Napoleón que sea paternal, afable, fuerte y justo para que reconquiste el apoyo de las gentes, a lo que Napoleón le contestó: “En eso que se llama opinión pública hay demasiada extravagancia y voluntad, pero yo sabré encauzar”. Al margen de los métodos, lo cierto es que Napoleón siempre tuvo presente el manejo adecuado de la opinión pública, a través de múltiples formas propagandísticas.

Napoleón le dio gran importancia a la prensa, para lo cual creó un libro buró que monitorea diariamente todos los periódicos existentes, y al mismo tiempo financiaba el nacimiento de periódicos en países enemigos, a fin de difundir solamente sus ideas.

Napoleón III Bonaparte 
Sobrino de Napoleón Bonaparte, heredó y superó la labor propagandística de su tío. Pese a ser un hombre bohemio, aventurero y un impenitente Don Juan, ganó con abrumadora mayoría las primeras elecciones libres que se hicieron en Francia.

Napoleón III ganó la presidencia de Francia basado en una novedosa estrategia propagandística que lo presentaba como el aliado de todos los sectores de la población, aunque fueran contrarios entre sí.

Nombró un relacionador público del gobierno y todos sus actos de cubrirlos con el manto de la humanidad y del desinterés mercurial; difícilmente se irritaba en público, no importará el tipo de ofensa que le hicieran.

Su biógrafo John Bierman dice que Napoleón III: “Por las técnicas que usó para conquistar y conservar el poder, se anticipó a los dictadores fascistas de la década de 1920 al 1930. Al mismo tiempo, dado que se hecho inventó la política como teatro, también anticipó a los modernos políticos democráticos”.

Lenin y la propaganda marxista-leninista 

Vladimir Lenin implementó por primera vez la ideología marxista-leninista, al dirigir exitosamente la Revolución Rusa Bolchevique. Está considerado como uno de los mejores propagandísticos de todos los tiempos. Desarrolló su labor a finales del siglo XIX y a inicio del siglo XX. Revolucionó el quehacer propagandístico dirigiendo un novedoso proceso revolucionario en Rusia.
Según Jean Marie Domenach, autor del libro La Propaganda Política, la principal característica impuesta por Lenin al ejercicio propagandístico se sintetiza en que propagandístico se sintetiza en que redujo esta práctica a dos expresiones: la revolución política o denuncia, y la voz de orden.

Al respecto, Lenin señala: “Estas revelaciones políticas abarcan todos los campos y son condiciones necesarias y fundamentales para fomentar las marcas con miras a su actividad revolucionaria”.

Al mismo tiempo, el mensaje propagandístico de Lenin era amplificado de miles maneras, pero siempre el mismo mensaje, para que mediante la repetición y adecuación llegará a todos los integrantes de la población.

Para los leninistas, las era al mismo tiempo agitación y educación de las masas. Según Lenin la propaganda tenía que traducir en palabras sencillas, las tácticas del momento, para poder movilizar a las masas y conducirlas al logro de los objetivos que se planteaban.

Lenin le prestó especial atención a la publicación del periódico como mecanismo de propaganda, de organización y de agitación. Incluso, supeditada al logro de otros objetos, a la existencia de un periódico revolucionario.
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También fue un gran propagandista. Junto a Federico Engels redactó en 1848 el Manifiesto Comunista, documento de propaganda donde se resume y se encuentran las principales ideas del Materialismo Histórico y del Materialismo Dialéctico, conocido hoy como marxismo.


Para Chang Ping, periodista chino que ha vivido como exiliado en Alemania desde 2011, la estatua de Marx representa un reto que la mayoría de los alemanes no puede entender.


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Con Hitler, la propaganda dejó de ser parte de la táctica y se convirtió en la táctica misma. Hitler utiliza el predominio de la imagen frente a la explicación, dice Domenach, explotando lo sensible frente a lo racional.
Otra de las características de la propaganda nazi es precisamente, la utilización de elementos que llegaban al subconsciente de la población. Fue quizás este tipo de propaganda, la que primero utilizó mensajes subliminales, a partir de grandes experimentos que se hicieron utilizando la teoría de los reflejos condicionados de Pavlov.

Hitler desarrolló también algunos experimentos donde sólo explotaba la parte sentimental, utilizados por muchos propagandistas, sino que usaba el polo opuesto: influir terror, y una mezcla de ambos, con escenarios cuidadosamente montados. Creyó tanto en la propaganda que en 1936, luego de varios años en el gobierno proclamó: “La propaganda nos ha llevado hasta el poder, la propaganda nos ha permitido conservar desde entonces el poder; también la propaganda nos concederá la posibilidad de conquistar el mundo”.
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Si bien Hitler fue un profundo conocedor del poder mediante la propaganda, y le dio una importancia extraordinaria en el partido y luego en su gobierno, no menos cierto es que el gran genio propagandístico del nazismo lo fue el doctor Joseph Goebbels, quien se dedicó en cuerpo y alma a desarrollar diversas técnicas de propaganda que dieron excelentes resultados a los nazis, antes de llegar al poder en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Goebbels fue nombrado jefe de la propaganda del partido nazi en 1992 y de inmediato se lanzó a una ardua labor bajo la consigna de que “la propaganda tiene un solo objetivo: conquistar las masas”.

Este estratega de la propaganda preparaba cuidadosamente todos los detalles de su labor y manejaba con profundidad y vehemencia los temas que trabajaba.

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El dictador fascista italiano fue un gran manejador de las técnicas y el arte de hacer propaganda. Una de sus profesiones era la de periodistas. Trabajador incansable e inagotable, Mussolini era un fiel creyente de que las masas populares son como las mujeres, a las que hay que saber enamorar y cultivar como un artista.

Además de los periódicos, al que declaró como su hijo preferido, Mussolini utilizaba también con producción la caricatura, de las cuales era un gran coleccionista.
Entendía que la propaganda debía manejarse apelando a la fe y a los sentimientos, nunca a la razón. Sobre el particular indica: “Sólo la fe es capaz de mover montañas. No así la razón. Ésta es un instrumento, pero nunca podrá ser el motor de la muchedumbre. Las gentes no tienen hoy tanto para pensar. Es increíble la disposición que tiene el hombre moderno para creer”.


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